
Nuevas tareas del municipalismo
Jordi Castillejo (Podem)
Llevamos un tiempo en que en diferentes grupos de debate empezamos a discutir sobre cómo conseguir la participación de la ciudadanía, como reincorporamos a tanta gente que no confía en la política, tanta gente agotada y desilusionada. A veces nos rompemos la cabeza sin llegar a ninguna solución, pero después de reflexionar durante algún tiempo me quería permitir materializarlo sobre escrito. Creo que es algo que daría para más, puesto que la tarea de motivar en la implicación y la participación en la ciudad es compleja, así que espero que esto pueda contribuir al debate entre fuerzas progresistas locales, más que llegar a una conclusión final.
Empiezo aquí con dos ideas a analizar que han ido saliendo de estas charlas que hemos tenido entre compañeras y compañeros y que pretendo que se comprendan, como ya he mencionado anteriormente, de acuerdo con los procesos de participación locales, en este caso donde he querido centrar más mi trabajo.
La primera idea es la creencia de que la educación, por si sola, es la gran panacea para tener una sociedad construida en base a personas críticas y empoderadas. Nada más lejos de menospreciar la educación como herramienta fundamental, aislada no conlleva a procesos de cambio. Esta premisa que intento rebatir nos conduce a dejar en mano de las futuras generaciones los procesos de transformación social y, siguiendo esta lógica, nos podemos quedar sentados en el sofá, esperando que los docentes, teniendo clases de altas ratios y alta complejidad, por la diversidad de los alumnos y alumnas presentes, hagan el curro de crear la sociedad del futuro. Estupendo plan. Salvo que eso provoca falta de ejemplos, falta de contenido en el proceso del aprendizaje vicario por el que aprendemos infinidad de cosas, falta de "praxis".
La segunda idea de análisis no es nueva, y la introduce Paul Freire, un pedagogo brasileño que se centró en la alfabetización de las clases populares, pero no con un método de simple repetición de sílabas y palabras, sino como todo un proceso de concienciación donde el debate y el diálogo político eran la herramienta para llevar a cabo la alfabetización. Me tomo la libertad de mencionar que Freire tuvo que exiliarse, dado los peligros después de que lo acusara de adoctrinador. En los tiempos que corren creo que merecía la pena comentarlo. Continúo. Freire habla de la cultura letrada e iletrada, y aunque pueda parecer una simple diferenciación entre personas alfabetizadas y en proceso de alfabetización, realmente la diferencia es mucho más profunda de analizar, es el lenguaje utilizado de las clases dominantes y dominadas, en tanto que las clases populares pueden comunicarse, lo hacen de diferente forma, y son las clases dominantes las que imponen "la manera correcta" del lenguaje (cultura letrada). Obviamente no haría falta mencionar que ello conlleva la utilización de conceptos ideados para la manipulación de las clases dominadas. Es por esto que la pedagogía de Freire asume, como eje central, la cultura de las minorías, (o de los dominados) para, a través de la lógica seguida por los grupos minoritarios, concienciar mediante el diálogo colectivo que se va construyendo y mejorando sucesivamente. Aquí el paternalismo se desdibuja y permite un proceso de aprendizaje de tú a tú, que permite la retro-alimentación. Mientras este paternalismo exista, los procesos de empoderamiento podrán llevar a la persona, como mucho, a votante, es decir, a sujeto pasivo. Recuerdo que de lo que aquí hablamos es del sujeto como agente de cambio y de transformación.
A partir de aquí, debemos establecer qué es aquello que puede permitir un proceso de construcción de nuestra identidad personal, construida en base a la interacción social y a proyectos comunitarios.
Aquí entra uno de los conceptos que puede ser un factor clave: el municipalismo. Por un lado, la implicación en la ciudad permite la interacción que no permiten, en muchas ocasiones, otros estratos, puesto que la proximidad genera interacción y humanización, frente a herramientas virtuales que, aunque sean muy útiles, despersonalizan y generan pasividad (falta de compromiso) y surge, como contraposición, la figura dominante y paternalista (volvemos al votante versus al político profesional).
Por otro lado, puede ser "la vacuna" a procesos de deshumanización y masificación de lógica supramunicipales. Me refiero a procesos como el nacionalismo efervescente actual, que no podemos olvidar como una variable que dificulta la agrupación y la construcción de mayorías delante de proyectos colectivos de ciudad. ¿Por qué planteo que podría ser una vacuna? Primero, porque las divisiones más palpables ahora mismo se están produciendo entre vecinos de la misma escalera y, al mismo tiempo, en muchas ocasiones los problemas son de proximidad y pueden tener soluciones comunes, permitiendo el diálogo y el intercambio tan necesitado en momentos como los que vivimos. La segunda idea es la concreción de lo cercano, y esto es algo que tiene el municipalismo, y que conforme avanzas de nivel se vuelve más lejano y más abstracto (lo cual no implica que deba ser ignorado). El hecho de que el tema nacional triunfe no es por cumplir unas expectativas laborales, sociales, etc. Triunfa, entre otras cosas, porque hay elementos simbólicos, pero concretos (banderas). Así pues, la sencillez y la concreción de los problemas, que deben venir acompañados de sencillez y concreción en el lenguaje, en mi opinión, son elementos claves a tratar en el reto de volver a poner la lógica municipalista sobre la mesa.
Para finalizar, enlazo con la primera idea. Y es que, como he mencionado, la educación (entendida como la educación institucionalizada), por si sola, no será una herramienta de cambio; por otro lado, el municipalismo es un planteamiento de base colectiva, pero sobretodo práctico, permitiendo el diálogo cercano y humano, protegiendo de la masificación y reforzando la construcción del sujeto como agente transformador del lugar donde habita.
Grandes retos de las fuerzas municipalistas, que no municipales, para este 2018.
Jordi Castillejo, membre de Podem Rubí